miércoles, 25 de junio de 2008

Suxx0r

Hoy llegó via mail la versión sin mezclar del concierto del multiusos Sánchez Paraíso. Ésa que servía para grabar un disco de directo una vez mezclada y masterizada.

Mi conclusión es que hice el capullo delante de cosa de 2000 personas.

Contaré la historia desde el principio. Yo tengo por un lado un afinador guarrero behringer que funciona cuando le apetece, y por otro lado 12 años de estudios musicales. Esto suele derivar en que en los ensayos afino mi guitarra siempre a oído. Para los conciertos, suelo pedir prestado el afinador de Montejo y dejar la guitarra lista durante la prueba de sonido. Mi guitarra es muy estable, hasta el punto de que dicha afinación preconcierto casi sobra, pero así todos nos quedamos tranquilos, felices, finos y seguros.

Para este concierto había una leve diferencia. Había cambiado la altura de las cuerdas unos días antes, lo cual a parte de darme bastantes quebraderos de cabeza con la ecualización del ampli, hizo que mi guitarra dejase de ser muy estable. Ahora era sólo más o menos estable. No pasa nada, estoy sobre aviso, así que, además de ajustar la afinación varias veces a lo largo de los últimos días, le pido a Montejo el afinador durante la prueba para dejarlo todo atado y bien atado.
En ese momento interviene Darío, y dice que como es un concierto importante (muy importante) es mejor que ambos afinemos con el mismo afinador. Eso puede parecer una chorrada, y de hecho lo es, pero ese tipo de gestos supersticiosos ayudan a un músico a quedarse más tranquilo. El problema es que Darío había usado el afinador de su cacharro-para-hacer-ruiditos-raros, más conocido como armonizador multiefectos Digitech. Ese trasto funciona sorprendentemente bien cuando te coge confianza, pero eso suele implicar sacrificios humanos y cánticos rituales, que todavía no he tenido tiempo de realizar.

En cristiano: el afinador del trasto de Darío indica de forma muy rara cómo está la cuerda de desafinada, y yo nunca me he puesto a usarlo. Como no quiero arriesgarme ya es un concierto importante, le pido que me la afine él.

Unas tres horas después, en el momento de empezar el concierto, me doy cuenta de que la guitarra está desafinada. No, espera, es que he fallado el primer acorde. Pero todos los demás ya van en su sitio (realmente no tuve apenas fallos importantes a parte del inicial) , y aún así la tercera cuerda suena jodidamente mal. Ése es el primer problema. El segundo es que si queremos que la organización del festival no nos empale de forma extremadamente anal tenemos que tocar la mayoría del setlist sin pausas entre las canciones. El tercero es que, como no pedí el afinador de Montejo durante la prueba, me olvidé de quedármelo como siempre hago, y me toca afinar a oído, lo que lleva más tiempo, sobre todo en un sitio grande en el que, además de haber mucho ruido de fondo, estoy más nervioso que Han Solo en una comida con su suegro.

El resultado de todo ésto fue que toqué como 15 minutos flagrantemente desafinado. Cualquier músico que hubiera en la sala, y gran parte de los que no lo fuesen, saldrían del concierto pensando "el guitarra rítmica de Daementia es un puto n00b"

Y lo que me duele es que, si lo hicieron, tienen razón.

Los más benevolentes estareis pensando "el pobre chaval no tiene la culpa si le afinaron mal la guitarra. Lapidemos a Darío, y así de paso dejará de robarnos a las nenas. Dos pájaros de un tiro" Pero eso es un craso error. Tener afinada mi guitarra es mi responsabilidad y no la de otro, desde el momento en el que si algo sale mal el problema lo tengo yo, y no otro. Salvo que el problema lo tiene todo el grupo, por que si uno suena mal, todo suenan mal. Así que pido disculpas.

Dicho esto, seguiré metiéndome con Darío por afinar mal mi puta guitarra. Faltaría más.

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