miércoles, 17 de junio de 2009

El segundo primer concierto

Como bien ha actualizado Javi en la sección de noticias, este Domingo 21 de junio de 2009 Daementia le dará la bienvenida al verano tocando en la Fiesta de la Música de Valladolid.

Y os preguntareis... ¿cómo es posible? ¿No está Montejo en Berlín, Darío en La Coruña y Martín encerrado cual monje tibetano estudiando para el último examen de la carrera? La respuesta a esa pregunta es un sí rotundo.

¿Pero entonces...? Entonces lo que ocurre es que para el concierto del Domingo, Daementia somos Durga y yo. Corrijo: Durga, yo y una pandereta.

Ya mencioné en mi último post que íbamos a intentar montar un directo mayoritariamente acústico para ser capaces de tocar en más sitios. Eso tenía además la ventaja añadida de una mayor flexibilidad: el formato acústico había demostrado funcionar para dos guitarras y voz en los conciertos de la radio (con Montejo a la segunda guitarra) y en el pequeño acústico que se organizó al inicio de este curso en la plaza de la facultad de Derecho, lo que permitía aceptar conciertos de pequeño calado aunque faltase alguno de los miembros del grupo.

Así que cuando me ofrecieron tocar en Valladolid, a pesar de que sabía que Montejo no iba a estar presente, acepté. Yo y Durga teníamos esa fecha más o menos libre, y me sonaba que Darío y Martín iban a haber acabado por esas fechas. Perfecto.

Al comunicárselo a Darío, me dice que lamentablemente tiene exámen el 22. Opción descartada. Me planteo que voy a ser la única guitarra dando armonía pero no hay problema. Puedo dar unos acordes rasgueaditos resultones mientras Durga canta y Martín hace figuritas suaves con unos timbalitos, la caja, el raid o lo que sea que se le ocurra. No suena tan mal. Inscribo definitivamente a Daementia en la Fiesta de la Música.

Unos días después Martín acaba de conseguirse un magnifico exámen de recuperación para Julio, justo después del concierto. No podemos contar con él. En ese momento me doy cuenta de que vamos muy justos de repertorio, que tengo que arreglármelas para cubrirlo todo con una sola guitarra, que el resto de la peña irá con la formación completa y ready to rock y que cerramos cartel en nuestro espacio. Y me encuentro delante de la mayor disyuntiva que jamás me he planteado como músico.

¿Cancelo el concierto o le compro una pandereta a Durga?

Como ya imaginareis, la pandereta ganó la batalla.

No tenemos ni idea de cómo saldrá, pero vamos a subir allí y tocar nuestro setlist lo mejor que podamos. Es como el primer concierto, ese en el que te lanzas a la piscina confiando en que lo que en el local de ensayo parecía funcionar realmente funcione. Pero, tal vez por eso, tengo bastantes ganas de intentarlo. Sólo la voz de Durga y mi guitarra.

Y la pandereta.

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